Primer edición

Nace la Fiesta

En 1979 se da un paso decisivo hacia un homenaje permanente al inmigrante,  a través de una Fiesta que lo recuerde, al haberse dispuesto la celebración en Oberá el 4 de Septiembre del acto central del Día Nacional Del inmigrante, establecido por Decreto Nacional Nº 151/79.

A partir de allí la idea cobro fuerza, un hombre de mucha visión de futuro creyó que ese potencial había que apuntalarlo “nos debíamos distinguir como ciudad de inmigrantes” dijo en ese entonces Norgus Jacob, Intendente de Oberá y así fue que, contra todo pronóstico, al año siguiente -1980- tendría lugar la 1º edición de la Fiesta del Inmigrante; que desde 1980 por Decreto Provincial Nº 2393 se establecía como sede permanente de la Fiesta Provincial del Inmigrante a la ciudad de Oberá. 

Una vez que la Fiesta del Inmigrante fuera adjudicada a la ciudad de Oberá por el gobierno provincial de Misiones, el Intendente Jacob se dedicó de lleno a las tareas necesarias para convertir en realidad lo que todavía no era sino una mera posibilidad de la Fiesta.

Los vecinos se sumaron, empresarios, profesionales y amas de casa conformaron la primera comisión organizadora y tal como lo hicieron sus antepasados, de la nada pero con mucho ingenio, dieron forma a pequeñas casitas, que emulaban stands de cada país de origen a los que representaban.

El intendente nombró una numerosa comisión, integrada por un Comité Ejecutivo Central y varias comisiones de apoyo. 

De esa manera nació la Comisión Fundadora de la Fiesta del Inmigrante».

El comité ejecutivo central estaba integrado por:

Presidente: Teófilo Ángel García.

Vicepresidente: Vicente Marinaro.

Secretario: Manuel Carlos Domínguez.

Tesorero: Ricardo Arriola.

Vocal Primero: Claudio Marín.

Coordinador General: Juan Baungarter.

Las sub-comisiones y sus componentes fueron las siguientes:

Relaciones públicas: Osvaldo Carusso, Félix Arribillaga y Pablo Cabrera.

Finanzas: Sigfrido Singer (h), Héctor Rendón y Jorge Néstor.

Prensa y Difusión: Aldo Gil Navarro y Narciso Viveros.

Cultura: María Cristina Andrujovich y Alberto Musso.

Alojamiento: Oraldo Ostrorog y Enrique Judais.

Deportes: Andrés Quetglas y Carlos Martínez.

Turismo y Recepción: Rosa P. de Mendieta y Olo Tomás Nielssen.

Infraestructura: José Luis Wall y Roque Gentile.

Gastronomía: Armando Comby, Víctor Domínguez, Antonio Rosales e Irineo Ciamberlain.

Transporte: Alcides Serra, Eugenio Maruñal y José Andújar.

Enlace Educativo: Enrique Mecking y Teófilo Cáceres Vera.

Espectáculos Públicos: Abel Sager y Enrique Gualdoni Vigo.

Sanidad: Edgardo Sáenz, ElsoDutra y Luis A. Derna (h).

Seguridad: Comisario Héctor Bonifato.

Comisión de Damas: María M. de Jacob, Delma V. G. de Conforti, Juana W. de García, Fanny B. de Arriola, Sara de Marinaro, Sara S. de Zechini y Rosa S. de Quetglas.

Se consideró lugar ideal para la realización del espectáculo (por otra parte no había otro sitio), las instalaciones del Complejo Deportivo Municipal Ian Barney. 

El salón principal (la cancha de basket) dotado de amplitud y gran cantidad de tribunas fue elegido como sala de espectáculos, mientras que la cancha de fútbol (terminada en enero de ese año) se destinó para que las colectividades construyeran en ella sus stands (todavía no podía hablarse de verdaderas casas típicas).

La comuna debió invertir fuertes sumas de dinero para levantar las estructuras necesarias, pagar operarios, enviar embajadores a otras partes de la provincia y países vecinos invitando a sus autoridades, ayudar económicamente a las colectividades y solventar otros rubros varios.

Sólo los que intervinieron directamente en el emprendimiento, podrán comprender todo lo que se hizo en sólo dos meses, que probaron el espíritu de esfuerzo y sacrificio de Oberá y pueblos vecinos, en aras de objetivos de grandeza.

Nadie aflojó, trabajaron estoicamente, no se dejaron vencer por ninguna dificultad. Inclusive, sobre la hora de la iniciación de la Fiesta, decenas de voluntarios estaban todavía dando los últimos retoques a las precarias y transitorias instalaciones.

La fe no decayó nunca. Se tenía la seguridad del éxito final. 

 Y así un soleado y fresco 4 de septiembre de 1980, en la plazoleta Manuel Belgrano, neurálgico Centro Cívico de Oberá se celebraba por primera vez, se realizó un acto alusivo con la presencia de las distintas colectividades; habló un representante del gobierno provincial, un inmigrante y el presidente de la comisión organizadora, Teófilo Ángel García.

Terminado el acto, la concurrencia en forma casi espontánea, inició un desfile por la avenida Sarmiento, hasta el Complejo Deportivo, lugar adonde se realizaría la Fiesta. Las colectividades lo hicieron con banderas, trajes típicos y música.

De esa manera se iniciaba lo que después se convertiría en el Desfile Inaugural y Acto oficial.

Ya en el Complejo se procedió a un simbólico corte de cintas y se ofreció un brindis a invitados y autoridades presentes, estas últimas, encabezadas por el entonces ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia, Hugo Ener Sand, hombre de Oberá.

Se habilitó después la feria comercial, en la cancha de fútbol del Complejo, precursora de la que después se convertiría en exposición oficial. Había también en ella algunos stands industriales.

Se habilitaron luego las bocas de acceso al público. Aquellos que probaran su calidad de inmigrante, tendrían entrada libre.

En contados minutos quedó develada la incógnita sobre el apoyo popular, que preocupaba enormemente a las autoridades: 5.000 personas habían arribado al predio, demostrando así que la Fiesta del Inmigrante tuvo calor humano desde el primer momento.

A las 21.00 hs. en punto, el locutor oficial, Silvio Orlando Romero, dio por iniciada la Fiesta, correspondiendo a Enrique Gualdoni Vigo pronunciar las palabras inaugurales.

La emoción contenida mientras se escuchaban estas palabras, desbordó cuando fue presentada en el escenario la señora Iris Pirelli de Linell, de 64 años, quien 52 años antes, cuando tenía 12 de edad, el día de la fundación de Oberá, 9 de julio de 1928, pronunciara unos versos en homenaje al General San Martín, realizando los mismos gestos y ceremonias que aquella vez, todo en medio de aclamaciones y lágrimas de los asistentes.

Mediante esta forma de inauguración, la Fiesta comenzó a tomar cierto aire de misticidad, desde su nacimiento.

El acontecimiento duró cuatro jornadas, durante las cuales actuaron artistas de la calidad de Luis Landriscina, Marcelo Simón, Agustín Barchuk, Lalo Doretto, Luis Ángel Monzón, Carlos Frestes, el Ballet Brandsen, La Típica de Omar Giacosa, Panchito y la Montecasino Jazz, Los 4 de Córdoba y conjuntos tradicionalistas de Brasil y Paraguay.

La concurrencia se mantuvo masiva durante las cuatro jornadas.

Durante una de las noches fue leído, entre aplausos de la concurrencia, el decreto por el que el gobernador de Misiones, capitán de fragata Rubén Norberto Pacagnini, declaraba a Oberá Sede Permanente de la Fiesta Provincial del Inmigrante, es decir, otorgaba a la misma el carácter de provincial y única en Misiones.

Participaron de la primera Fiesta, representados por sus colectividades, estos países: Alemania, Brasil, España, Italia, Japón, Paraguay, Polonia, Suiza, Ucrania y los Países Nórdicos que agrupaban a Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca.

Se adhirieron sin participar directamente: Austria e Israel.

La Fiesta se completó con una amplia actividad deportiva, algo que continuó en todas las ediciones.

Se inauguró asimismo un enorme mural relativo a la inmigración en la Plazoleta de los Extranjeros, ubicada en la Avenida Sarmiento, frente al reloj de sol.

La primera Fiesta del Inmigrante superó todas las expectativas. el éxito fue total. Oberá tenía ya su gran Fiesta. ¡Seguramente la República Argentina también…!

Quedaba, a partir de allí, en la mente de los organizadores la idea y hasta la nostalgia de realizar la segunda edición al año siguiente, sólo que había que reparar en un detalle: ¡cuatro días de duración eran muy pocos…!